Esta temporada, la gabardina tiene una nueva silueta (y nos encanta).

La gabardina siempre ha sido una apuesta segura, clásica e inteligente para el mal tiempo. Pero esta primavera se ha renovado un poco. Más corta. Más elegante. Menos estilo detective, más plan de día.


La gabardina corta está conquistando discretamente, y una vez que la pruebes, entenderás por qué.


Conserva lo mejor: las solapas para la tormenta, la estructura, la energía de «me la pongo y salgo», pero pierde el largo, lo que resulta extrañamente liberador. No tienes que planificar tu outfit en función de ella ni preocuparte de que el dobladillo se arrastre por los charcos. Queda bien con un vestido lencero, unos pantalones anchos o incluso con unos vaqueros y un chaleco.


Básicamente, consigues el look sin esfuerzo.


Si la gabardina larga es tu prima mayor, que siempre lleva un cargador y sabe reservar trenes con antelación, la gabardina corta es tu amiga que aparece con gafas de sol y hace que todo sea más divertido. Sigue siendo práctica y elegante, pero con un toque más desenfadado.